El amor del Ruiseñor, obra de Timberlake Wertenbaker dirigida por Jorge Picó, un espectáculo sólido, imaginativo, profundo y naïf, que rescata uno de los mitos griegos menos representados en el Teatro Romano: el de Procne y Filomela. .… una propuesta en ocasiones metateatral que visualmente remitía a movimientos telúricos de Kantor, Macunaima, Complicité… Todo muy coral, con técnica de la narrativa oral tradicional o al teatro de títeres con el objetivo de convertir al público en un auditorio de niños inocentes”
Rosana Torres. El País. 31 de julio de 2006
Un montaje vanguardista, yo diría, casi minimalista, muy sencillo, con pocos elementos que logran, sin embargo, un gran efecto escénico”
Realmente, mito y modernidad se dan la mano en este montaje, … que ha sido, hasta ahora, lo más original que hemos visto este año sobre el escenario del teatro romano de Mérida
Pilar Fernández. Extremadura al día.31 de julio de 2006
… destaca por escenificar un mito clásico con un toque de contemporaneidad a través de su estética y de su lenguaje. Una tragedia adaptada a tiempos de hoy
…Está repleto de metáforas a través de objetos como pueden ser las representaciones de las flores a través de globos blancos de óleo o a destacar a Itis, el hijo de Procne, representado por un muñeco que mueven tres de actrices del coro, que actúa sin vida propia a pesar de ser uno de los papeles principales
L. Montañana. Las provincias. 9 de agosto de 2006
Si le damos voz a la infancia, esa patria del hombre, puede que aparezcan las palabras y tras las palabras nacerán las preguntas:
¿En qué me he excedido? ¿Qué he hecho? ¿Qué me falta por hacer?
Jorge Picó, nota de dirección. Dossier de Teatres de la Generalitat.
Dirección escénica
Jorge Picó
Adaptación / Traducción
Miguel Teruel
Jorge Picó
Traducción al valenciano
Sabina Morello
Diseño de escenografía
Paco Azorín
Diseño de vestuario
Pascual Peris
Diseño de iluminación
Lionel Spycher
Espacio sonoro
Mariano Cossa
Asistencia de movimiento
Leo Santos
Imagen
Assad Kassab
Ayudante de dirección
Inma Sancho
Fotografía
Vicente Jiménez
Es una producción de Teatres de la Generalitat
con la colaboración de RING DE TEATRO
Reparto
Pep Banyuls
Empar Canet
Juli Cantó
Inés Díaz
Rosana Espinós
Pablo Gomis
Ester Morente
Jesús Muñoz
Pau Pons
Manuel Puchades
Isabel Rocatti
Inma Sancho
Nota del director
El Amor del Ruiseñor es casi un guión de cine, pero con todas las ventajas del teatro. Es teatro porque hay espacio
para el horror, la piedad y las pasiones humanas. Si tengo que elegir entre las pasiones y la psicología en teatro me quedo con las pasiones. La psicología a veces banaliza, reduce los conflictos humanos a meras anécdotas. Basta ver una telenovela para comprobarlo. Las pasiones crean grandes trazos en el escenario, igual que líneas de fuerza en una pintura. Es una obra que contiene grandes resortes de juego. Da oportunidades a los actores y obliga a transponer poéticamente al dirigir. Tereo transgrede una norma, viola a la hermana de su mujer, y se desencadena el caos. El caos es interesante para el espectador, es la primera forma de protesta ante una realidad de
Gran Hermano que se nos presenta sin fi suras, escrita como un mal guión. La tragedia nos acerca a hechos asombrosos, hombres y mujeres metamorfoseados en pájaros y a la verdad, que se nos revela
en forma de comportamientos, e incide sobre la realidad aprovechando sus descuidos. La verdad es el arte, es clara, es la Fedra que contempla Tereo, es la obra que prepara Filomela, una obra casi de teatro alternativo y que desencadena el caos en Procne. Matar a tu propio hijo puede ser una burrada o puede que sea un acto piadoso
que evita que se repita un destino asesino. Ahora que nuestros escenarios se llenan de voces más que de
personajes, de obras desestructuradas y sin historia, donde no pasa nada. Wertenbaker trabaja con personajes y hacia cada uno de ellos tiene una mirada humana. Los carga de razones. El amor del ruiseñor
donde un coro de hombres, más pasivos que el de mujeres, parece decirnos: “mira es un mito, mira es teatro, mira puede que veas algo que nosotros no estamos viendo, puede que tú también estés dentro
de esta historia persiguiendo la imagen esquinada de una verdad no querida”. Contemporaneidad y tradición frotándose, creando chispas. Defiendo la obra porque tiene sus valores, un niño, Itis, que está destinado a ser un futuro marine del ejército de Tracia o de USA, un libertador como su padre Tereo, vuelve en escena y termina haciéndose
preguntas, rodeado de pájaros que no reprimen estas preguntas. Si le damos voz a la infancia, esa patria del hombre, puede que aparezcan las palabras y tras las palabras nacerán las preguntas:
¿En qué me he excedido? ¿Qué he hecho? ¿Qué me falta por hacer?
¿Cómo hay que vivir?
JORGE PICÓ
Mexico DF, 31 de Enero del 2006